Bolsa de sal o namakdan antiguo Árabe, Irán. 53×43 cms

Magnífico namakdan antiguo o bolso de sal tejido con la técnica soumak. Todos los tintes son naturales, con un azul índigo particularmente hermoso. Las esquinas inferiores probablemente estén desgastadas, por lo que en algún momento, el propietario del bolso decidió protegerlas con una pieza de cuero. La parte trasera de este hermoso bolso de sal está tejida en kilim y se deja lisa, excepto el «cuello», que está decorado con muchos detalles en la técnica soumak como la parte delantera. Una hermosa pieza para una colección tribal.

Material: 100% lana de oveja hilada a mano y cuero

Tamaño: 53×43 cms

Origen: Árabe, Irán

Tejido en los años 1900

Namakdan es un recipiente para conservar y transportar sal. Este contenedor es en su mayoría tejido para que los pastores lleven la sal necesaria para los rebaños que llevan a las montañas y llanuras. El pastor lleva a la espalda el recipiente de sal lleno de sal, y de vez en cuando vierte un puñado sobre una piedra para que su rebaño pueda lamerla.

Además, el namakdan tiene usos domésticos. La mayoría de las tribus almacenan su sal en estas bolsas y cuelgan el interior de la tienda cerca del espacio para cocinar. Un namakdan, tiene siempre la misma forma, es decir, consta de un cuerpo principal y un cuello.

Un namakdan es un artículo hecho para una persona específica, un niño o un ser querido que viaja a lo largo de las montañas y los valles. El namakdan actúa así como una muestra del amor de una mujer y lleva, por así decirlo, parte de este amor durante las horas solitarias del pastor.

Los nómadas árabes de la provincia de Fars, Irán, descienden de ciertas tribus árabes de Najd, Yammaneh y Omman que emigraron en los siglos VII y VIII después de la contienda árabe (640 d. C.) y el advenimiento del Islam. Hablan una mezcla del árabe y el persa.

Aunque la producción de alfombras de los nómadas árabes abarca una gran y asombrosa variedad de diseños, con patrones principales mucho más variados que los de otras tribus de Fars, la adherencia de las tejedoras árabes a una paleta generalmente oscura y sobria les ha negado el reconocimiento artístico que merecen.