¿Tienes ya desde hace unos añitos un kilim o una alfombra y no la has lavado nunca? ¿Te da miedo hacerlo? En este blog te vamos a explicar cómo hacerlo de manera fácil, basándonos en lo que hemos visto hacer en Irán y Turquía (llevan ya muchos siglos haciéndolo).
Primeramente quitamos el polvo, migas etc de la alfombra pasándole la aspiradora o sacudiéndola muy suavemente (atención, si le damos golpes fuertes acabará deshilanchándose la zona de los flecos).
Nunca usaremos productos químicos que contengan amoniaco, ya que quitan las manchas, pero también la lanolina natural de nuestra alfombra. La lanolina es un aceite natural repelente que protege la alfombra de la absorción de manchas, por tanto cuanto más amoniaco usamos, menos lanolina tendrá nuestra querida alfombra y a la larga tendrá menos protección, y por tanto, absorverá más la suciedad. Recomendamos el jabón de trozo de toda la vida, si, el que usaban nuestras abuelas, o sino los jabones recomendados para la lana tipo Norit, Woolite etc.
1. Si tenemos terraza, jardín, azotea o garaje podremos mojar nuestro kilim con una manguera y frotarla con agua y jabón y una escoba de púas suaves para no tener que agacharnos. Si preferimos podemos hacerlo con un cepillo suave, pero tendremos que arrodillarnos en el suelo. Una vez que toda la superficie esté mojada, enjabonada y limpia, aclararemos la alfombra con la manguera por el derecho y el revés.
2. Si no tenemos un espacio para hacer el paso 1 ya que vivimos en un apartamento, podemos pasar un trapo húmedo con un poco de jabón y un cepillo suave por toda la superficie. Aclarar con un poco de agua en un trapo limpio y sin jabón.
Y ahora que la hemos dejado como nueva, viene el secado. Como la alfombra cogerá mucho peso, recomendamos lavarla cuando empiece el buen tiempo y el calorcito. Siempre que se pueda es mejor secarla en una superficie plana, pero como para los que vivimos en pisos no siempre es posible, lo más sencillo es en el tendedero o en la ventana. Iremos moviendo la alfombra cada varias horas para que no coja deje (por ejemplo de la barandilla del balcón) y se nos deforme.
Ahora nuestro kilim o alfombra estará limpita y conservando toda su lanolina natural. Ya solo nos queda una cosa ¡disfrutar de nuestra alfombra que nos habrá quedado como nueva!