Nepal lleva ya 11 días de confinamiento. Unos días antes de la encerrona, algunas mujeres que tienen el telar en casa se llevaron lana para poder seguir trabajando desde sus hogares.
Por otro lado, el dueño del taller, hace años construyó pequeñas casitas en los jardines del taller para varias familias en situación vulnerable (viudas, madres solteras, familias en situación económica precaria etc.). Durante estos días la puerta de acceso al taller y a los jardines está cerrada y no puede entrar nadie, por lo que los residentes y sus familias están seguras. Solo se permite a una persona de cada familia salir a hacer la compra fuera del recinto. Todos los trabajadores están bien y la producción sigue dentro del taller. Solo se ha parado el lavado, estirado de alfombras etc ya que los trabajadores que lo hacen no viven en el recinto y por la seguridad del resto se ha decido parar la actividad.

El propietario del taller nos comenta que si el coronavirus se expande en Nepal sería devastador ya que el sistema sanitario es deficiente, faltan materiales. A menudo países desarrollados venden o donan material sanitario defectuoso a Nepal.

Pero como el propietario es una persona muy alegre y positiva, nos comenta que Katmandú está ahora muy limpia, sin esa capa de contaminación que le caracteriza y se ven los Himalayas.